viernes, 6 de enero de 2023

Llamada de despedida

 Una vez más marqué aquel número tan conocido, de la persona que tantas veces fue mi refugio pero que ya no estaba más en mi vida. Sentía el corazón latir fuerte en mi pecho, aunque presentía que de nuevo no recibiría respuesta, y aun así la esperanza aun no Moria en mí.

Sonaba el último timbre y resignada me disponía a dejarlo de una vez por todas. Me sentía idiota por continuar intentándolo, pero una voz conocida respondió cuando estaba a punto de rendirme. Un “Hola” claro y seguro retumbó en mi corazón y detuvo mi respiración, me tomó un momento reaccionar y responder el saludo. No estaba segura de si esta era una experiencia real o ya estaba alucinando en medio de mi obsesión.

“¿Cómo estás?” Pregunté con una sonrisa dibujándose en mis labios, seguía sin creer que esto fuera verdad, pero no obtuve respuesta… claro, que podía esperar… pero tampoco me había colgado. Quizás no me estuviese escuchando, pero finalmente podría decirle todo lo que tenía atravesado en el corazón.

“Nunca entendí… “comencé a decir, y continué luego de un momento en el cual me detuve para organizar mis ideas:

La razón por la cual me causaste tanto daño. Eras la persona en la que más confiaba, pero también la que más me hirió. Yo también actué mal, lo sé, pero siento que fue mi reacción al sentirme acorralada por tanto dolor y tantas acciones injustas ¿Qué te hice yo a ti para que me causaras tanto daño? Lo único que siempre quise hacer fue amarte, y lo hice con todo mi ser aun cuando no lo merecías. Estaba dispuesta a perdonar y hacer cualquier cosa con tal de que nuestra relación funcionaria… fui una idiota, lo sé, sé que la mayor culpa fue mía, porque debí irme desde hace mucho tiempo pero continué insistiendo con lo que no debía… como ahora…

No solo me engañaste, que de por si fue un golpe muy duro. No creo que ni tú lleves la cuenta de cuantas fueron. Algunas presiento que serían incluso solo por interés más allá de tu obsesión por el sexo… ¿no era suficiente el amor que había en mi para ti? Si, sé que no era suficiente, porque de hecho nunca me quisiste y nunca me ibas a querer en realidad… ¿Cuántas veces te fuiste detrás de tu ex o de otras y yo me quede callada sin hacer nada? Que estúpida fui, lo sé… ¿Y a cuantos le hablaste mal de mí? ¿Cuántas mentiras les dijiste? ¿dirías que fui una mala persona que te hizo daño? Dudo mucho que les hayas contado tus incontables traiciones, tus insultos, que hubieras pisoteado mis sentimientos o que hubieras arruinado los momentos que eran importantes para mi… de mi parte, casi no lo he hablado con nadie, y si lo he hecho no lo he dicho todo…

Les digo que “todo está bien, que ya lo he superado” pero es mentira, todavía me arde en el pecho, se encoge mi corazón, se anuda mi garganta y las lágrimas amenazan con escapar de mis ojos. Aunque delante de la gente sepa disimularlo muy bien, hay ocasiones cuando estoy sola o voy en el autobús pensativa, que las lágrimas se me escapan y siento que el dolor me mata… sé que hice mal, pero te tenía por mi refugio, la única persona con la cual pensaba que contaba y con la que contaría siempre.

Incluso te conferí mis sueños… sé que está mal… esos sueños que ya no existen, porque los mataste junto con mi ser.

Me dejaste sola y sin ninguna compasión cuando más te necesitaba, cuando sentía que el mundo se me venía encima… y si, se derrumbó todo lentamente y sin escapatoria, y debí afrontarlo, aunque sintiera que de paso me rompía yo en pedazos. Todo lo que podría salir mal, salió mal, y cuando creí que no podría ser peor, fue peor… Ahora me encuentro abatida y sin ninguna esperanza, no hay nada para mí en este mundo.

Me alegra que hayas respondido, aunque fuese solo esta ocasión. Puede que ni siquiera me estes escuchando, pero necesitaba sacar de mi alma este dolor. Será la última vez que te cuente la verdad y el dolor que llevo en el alma. Después de esto pasarás a ser una más de esas personas que pasan por mi vida, a las que quizás les sonrío y les digo que todo está bien, aunque no sea verdad, y a quienes, aunque pregunten con insistencia presintiendo que les miento no logren recibir más respuesta.

Durante todo el monologo no le escuché decir nada. De repente una mujer le llamó y él le respondió “ya voy”. Yo sonreí, colgué la llamada y borré el número. Ya había hecho lo último que le quedaba a mi alma para sentirse en paz.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario