BABILON´S BOOK
MAGIA…
¿Quién soy yo?... Soy Reiko… al menos… ese es mi nombre. Yo era una chica normal, siempre me gustó mi pelo castaño y largo que parecía brillar con destellos dorados bajo el sol y que usualmente llevaba suelto. Había heredado los ojos verdes de mi madre y tenia facciones tiernas y delicadas, mi estatura era igual a la promedio pero aun así siempre me sentía un poco baja… en fin… así era yo…
…
…
…
Esta es la historia de extraños sucesos de hace algún tiempo… ¿estará mi alma condenada por ello?
Un día como cualquier otro descubrí un gran poder… Caminaba hacia mi casa luego de un largo día y pensaba en cosas triviales cuando se me atravesó alguien más en el pensamiento.
- “Como desearía encontrarme con Bruno –solo imaginen la cara de una chica de 14 años cayendo en un foso de amor profundo… ¿no es muy difícil o sí? – uhm… pero hay algo extraño … hoy me siento rara, esto es algo que nunca me había pasado … esto es … como si se acercara algo importante … yo … no se … que es esto …?”
Mientras iba por ahí distraída en mis pensamientos alguien se atravesó en mi camino y su voz me hiso volver inmediatamente a la realidad y un leve sonrojo apareció en mis mejillas en cuanto vi su rostro.
- Hola Reiko ¿Cómo estás? –y así es que mientras estaba inmersa en mis pensamientos, brillando como el sol de mediodía al frente estaba Bruno con su hermosa sonrisa, sus ojos y cabello castaño, alto, de piel trigueña… podría haberme dejado desvanecer en ese momento pero no podía ser tan obvia…
Sonreí amablemente intentando disimular los nervios y la sorpresa. - yo bien ¿y tú?
- Bien, igual que siempre –me respondió con una sonrisa
- “ok no tengo esperanzas yo tan solo soy una niña, el es mucho mayor va en un grado superior… como dirían en Japón es mi Senpai … seguro que alguna chica del shoujo ya ha pasado por esto…” – pensaba mientras le observaba.
- Reiko ¿estás bien? ¿en qué piensas?
- ¿ah? ¿Eh? Bueno… pues yo… esto… ¿en qué pensaba? … -sonreí nerviosa- no se… ahm… ¿y qué haces por acá? – dije finalmente intentando desviar el tema.
- Iba a comprar algunas cosas ¿vienes?
- Me encantaría… -corazón latiendo al 100% -pero debo ir a casa –“decepción y frustración al mismo tiempo, ¡oh vida triste y cruel!”.
- Entiendo, entonces nos vemos luego
- Sí, claro… -y así lo mire partir –“que tonta… yo sé que es un imposible”- pensé finalmente y luego de un momento finalmente me decidí a darme media vuelta y marcharme.
Regrese a casa luego de mucho caminar y toqué el timbre… entonces un niño de unos 10 años abrió la puerta, tenía el pelo castaño y los ojos verdes.
- ¡Hey! ¿Dónde estabas? –pregunto el pequeño al verme.
- No molestes hermano – le contesté
- Dime, dime no te cuesta –dijo muy entusiasmado bloqueándome la entrada
- Daba un paseo, keichi –dije en tono de queja, me molestaba que quisiera averiguar mi vida.
Al decirlo finalmente keichi se hizo a un lado y pude entrar. Subí las escaleras que estaban más allá de la puerta después de la sala, sin mirar ni saludar a nadie pase por un corto corredor y entre en mi habitación, me tire sobre la cama finalmente a descansar…
- aaah desearía que nada de esto pasara… claro, como si los deseos se cumplieran … -dije en tono cansado pero luego de un momento de silencio un gruñido rompió con la paz aparente. -¿Eh? Tengo hambre…- dije para mí misma un poco apenada- uhm… desearía un rico y grande pastel, ya lo puedo imaginar –cerré los ojos para ver el pastel, pero luego de un momento los cierro aun mas haciendo una expresión de molestia, nuevamente…. –de nuevo esta sensación… -…abrí los ojos y ¡vaya sorpresa! un pastel me caía encima –¡¡aaaaaah!! ¡¡¿¿Que es esto??!! –Grite -¡quien haya hecho esto me las va a pagar! – dije luego llena de ira intuyendo que había sido Keichi. – Pero… podría dejarlo para luego de que coma un poco – lo repensé al haber probado la rica crema, con el hambre que tenía la verdad no me importaba.
Más tarde en la noche, luego de limpiarme la cara y torturar a keichi sin conseguir nada…
- ¡¡Ya es hora de dormir!!… lalala… –iba cantando mientras me cambiaba y me metía rápidamente a la cama – lo más seguro es que tenga dulces sueños, ¿quién no los tendría luego de comer pastel? … aunque preferiría ir al parque de nuevo… - dije medio somnolienta sin entender porque lo decía, no había ido al parque es día… -que pensamientos más extraños tengo –cerre los ojos para dormir y luego de un momento… -… ¿? De repente hace frio… -abrí los ojos y me arrodille, observé al alrededor y con gran sorpresa exclamé– ¿eh? ¡¡¿Que hago en el parque?!! debe de ser un sueño… – dije viendo a todas partes, luego cerré los ojos y suspiré pero alguien me sacaba de mi intento de dormir con un pellizco- ¡au Eso duele! – dije de inmediato para proceder a sobarme.
- Si duele no es un sueño – menciono alguien, era la voz de un joven.
- ¿y quién eres tú? – le pregunté a aquel chico que escondía su mirada debajo de un sombrero café, llevaba un abrigo del mismo color, su piel era blanca como la luna, como la mía, y tal vez solo unos centímetros más alto que yo….
- Misato para servirte. – dijo muy amablemente haciendo una leve venia, hasta me había parecido algún tipo de príncipe de cuentos de hadas.
- Ah… mucho gusto yo soy Reiko… ¿pero qué hacemos aquí? Son casi las diez creo y no hay nadie más… aparte todas las luces están apagadas… lo más importante… ¿Cómo llegue aquí?
- ¿Cómo llegaste aquí? Según tengo entendido fue tu deseo, peor mira que llegar en pijama rosada …
- ¡¡aaah!! no fue mi intención llegar aquí vestida así –grite sonrojada
- Bueno, bueno pero no me grites… ¿y por qué estamos aquí? … bueno, estamos esperando …
- ¿esperando? ¿Qué esperamos?
- pues … es que vamos a participar en una pelea de magos
- ¿¡QUE QUE!? –grite de nuevo
- ¡Que no grites te digo! ¡vas a despertar a los vecinos!
- Espera, espera… los magos no existen y aun si existieran yo no soy una de ellos, no tengo nada que hacer aquí –le conteste poniéndome de pie un poco malhumorada.
- Te equivocas… ¿cómo crees que llegaste aquí si no fue por que tus deseos se han cumplido? … te falta perfeccionar pero serás buena …
Misato fue interrumpido entonces con la llegada de dos hombres vestidos con trajes elegantes negros, ambos tenían cabello negro que parecía perfectamente peinado, y además seguramente para darse un aire de misterio mayor llevaban lentes oscuros.
- ¿están listos para el combate? –preguntó uno de los hombres
- Por supuesto –contesto Misato
- ¿Qué? ¿Qué? No, esperen… - trate de detener de alguna forma lo que se veía venir aunque en realidad sabía que no podía hacer nada.
- Prepárate por que después de esto no habrá más que polvo de ti –menciono el otro hombre mientras Reiko sentía que su alma se escapaba
- ¿ah sí? Ya veremos –contesto Misato. A estas alturas ya me daban ganas de ahorcarlo solo que mi cuerpo no se movía, en eso y sin previo aviso una luz extraña de color azul aparece entre las manos de Misato mientras las tiene paralelas delante de él, la acción es tan rápida que apenas puedo ver como arroja aquella esfera contra uno de los hombres y lo derriba… ¿acaso estamos jugando bolos?... el pánico comenzaba a apoderarse aun más de mí, como presintiendo que esto no va por buen camino.
- ¿estás bien? –pregunta el hombre que esta aun de pie con tono de fastidio, pero no hay respuesta – bien has derrotado a uno pero conmigo no va a ser lo mismo –entonces este hombre lanza también un poder incluso más rápido de lo que lo hiso Misato pero esta vez la esferita es de color negro… ¿y a que va el color en todo esto? … no tuve tiempo de reaccionar cuando Misato había recibido el impacto en el brazo ante mis propios ojos, esta sensación de inseguridad, de no poder hacer nada ante el peligro que me acechaba… corrección… que nos acechaba… desesperación y dolor… ¿Qué podía hacer?
- Reiko … -me llamo Misato en medio de su dolor – ahora debes ganar tu
- ¿Qué? ¿yo? Pero… ¿yo que puedo hacer?
- Solo piensa en defenderte y busca concentrar todo esa magia que hay en tu interior … Reiko … si no lo haces … ambos moriremos
- Ya basta de tonterías –dijo el hombre y apenas gire el rostro para ver como otra esfera pasaba velozmente a mi lado, Misato grito débilmente de dolor y lo busque rápidamente con los ojos para ver su otro brazo herido por el cual bajaba el líquido rojo que tanto odiaba. Sangre, Misato estaba sangrando y todo esto era culpa de ese hombre, sentí como la ira me embargaba rápidamente.
No sabía porque estaba enojada era como si hubiera conocido a Misato antes… pero ¿en dónde?... me vi a través de los ojos inexpresivos de Misato, mis ojos se habían vuelto rojos y mas allá estaba ese hombre, gire rápidamente a verlo… me las pagaría.
- Que chica mas diabólica – dijo el hombre asustado al verme la cara y por alguna razón me agrado que me temiera – pero no importa –continuo diciendo como tomando agallas aunque el sudor escurría por su frente –a eso hemos venido a exterminar el mal que han difundido sobre la tierra, tu aun tienes oportunidad de rendirte y alejarte de este camino del mal
- Cállate … -pronuncie entre dientes- aquí el único mal son ustedes …
- Reiko –Misato me llamo pero apenas si le escuchaba
- Hazte a un lado y déjame acabar con el chico, no tenemos nada en contra tuya –dijo el hombre moviendo bruscamente el brazo hacia un lado en señal de que me apartara.
- Esto… -empecé a decir mientras mostraba una luz de color amarillo que se reunía entre mis manos y aquel hombre retrocedía –¡¡es… por herir a Michio!! – Lleve mis manos hacia adelante y aquella esfera de luz se movió a gran velocidad contra el objetivo quien grito antes de ser impactado, pero al tocar al hombre la esfera explotó arrojando sangre y partes humanas por todos lados. Tarde unos minutos en reaccionar después de eso - … Dios… - las lagrimas estaban en mis ojos ¿Qué había hecho?
- Vaya ese poder estaba lleno de odio –dijo Misato – eso pasa cuando no sabes separar tus sentimientos de tu magia – necesitaba de todo menos una lección de algo ahora.
- Si ha de ser así – dije casi ahogándome con el llanto –no quiero usar magia… -mencione despertando del letargo y de lo que fuera me hubiera ocurrido antes de eso- esas personas podrían ser malas y todo lo que quieras pero … de seguro también tenían sueños … y familias … y ,muchas cosas más …y … y yo …
- Así no quieras si no aprendes a controlarla terminaras destruyéndolo todo incluso a ti misma –contesto Misato en tono calmado.
- Entonces… ¿me ensañaras? –pregunte intentando calmar los sentimientos dentro de mi corazón.
- No puedo hacerlo … deberás aprender por ti misma …
- ¿por mi misma? Pero… -estuve a punto de protestar pero sentí que sería inútil - ¿Qué pasara con toda esta sangre? –continúe ya más calmada.
- Acércate –dijo Misato recostándose en el suelo y yo obedecí arrodillándome a su lado.
- Cálmate, y por favor pon tus manos sobre mis heridas
- Pero… ¿y si te hago daño?
- Tómalo como el primer paso para aprender a controlar tu magia –lentamente obedecí y puse mis manos sobre su brazo más cercano, y entonces pude sentir un cosquilleo en mis palmas que brillaban tenuemente de color azul claro, ¿eso era magia? Pero estaba segura de no estar haciendo nada, poco a poco el brazo de Misato se curó y con este él sanó el otro –así está mucho mejor –me dijo – sin embargo debo ir a que me revise un doctor – lo ultimo lo menciono en tono de broma, lo cual me molesto un poco, no era momento de bromear.
- ¿yo hice eso? – preferí preguntar.
- No realmente, tan solo tome prestada tu magia … bueno, organicemos un poco esto – dijo alzando una de sus manos –Norou – pronuncio y todos los restos se reunieron en un solo punto para luego depositarse en la basura a señal de Misato – así está mejor, espero que nadie mire en la basura –dijo en tono divertido
- Esto es serio –le reclame, carcomería mi conciencia por el resto de mi vida.
- Lo sé pero ya no se puede hacer nada – dijo acariciando mi rostro – antes de irme quiero preguntarte… ¿Por qué me llamaste Michio?
- Mi… chio… -recordé ese pequeño instante en fracción de segundos, era cierto ¿Por qué lo había hecho? – no lo sé… -respondí temerosa.
- Bien –fingió una sonrisa y suspiro tristemente –no importa, nos veremos en otra ocasión –dijo y desapareció.
- Espera… ¿ahora como vuelvo a casa? –intente preguntar pero ya era demasiado tarde –… bueno, tal vez si deseo volver a casa… –cerré los ojos deseando con todo mi corazón y luego de esa extraña sensación de nuevo estaba en casa –parece fácil –me dije- pero… -recordé entonces lo que había hecho – realmente no es así… -tristemente entrecerré los ojos y me deje desvanecer en la cama.
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